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martes, 9 de octubre de 2018

Compañero Organizado, por favor, no privatice mis movimientos.


Hoy, a la luz de un reciente artículo en Las dos Orillas y debido a que me considero independiente de las organizaciones políticas que pescan afiliados entre la inmensa cantidad de estudiantes que se encuentran en las universidades públicas, he deseado expresar una opinión que espero sea relativamente compartida por algunos de mis compañeros: Compañero Organizado, por favor, no privatice mis movimientos.

Estaba terminando bachillerato cuando ocurrió la M.A.N.E., un movimiento amplio el cual consiguió reunir diversas iniciativas bajo una misma bandera. 

He escuchado que el nacimiento de este movimiento fue debido al esfuerzo conjunto de dos organizaciones políticas, que son especialmente activas en algunas de las instituciones de educación superior y se apoyan en partidos políticos reconocidos a nivel nacional; estas organizaciones lograron ponerse de acuerdo para orquestar un movimiento con el cual se consiguió desmontar una estrategia gubernamental que ponía en peligro el derecho a la educación en nuestro país (tristemente es un derecho que continua siendo un privilegio en muchas zonas a nivel nacional) pero este movimiento languideció y murió, desapareció dividido por rencillas internas y su caída conllevo el desenamoramiento de, tal vez, una generación que encontró como las amplias garras de algunas organizaciones podían tomarlos como peones en el juego amañado que se realiza entre diversas corrientes de supuestos "valores opuestos", pero que parecen movilizarse por las mismas lógicas de casi todas las maquinarias convencionales, que critican.

Hoy, ante mi atónita mirada, se ha gestado otro movimiento, uno que como todas las cosas nuevas reluce, reluce de joven, de ilusionado y de parado, reluce con la compostura que "solo pueden tener los muy jóvenes o los muy viejos", uno que puede estar a la altura de su predecesor. 

Esta iniciativa parece escapar a algunas de las más comunes lógicas sectaristas, y mejor aún, parece escapar a las dinámicas estructurales de los caudillos y las banderas amarillas, rojas o azules, bajo cuyos hilos intentan modelarse subjetividades similares, similares en gustos, en luchas y en sesgos.

Ella fue provocada por la indignación. Aunque el miedo ante la pérdida de nuestro más necesario y despreciado bien: la educación pública, también provoco la actividad de muchos de nosotros. Este aspecto además de necesario ( puesto que si se desea formar una sociedad es imposible mantenerla sin educación; aunque, estaría dispuesto a revisar la evidencia en contra de mi afirmación) debería ser uno de los bienes privilegiados, junto a la alimentación adecuada  y la sanidad, para poder formar individuos "libres" que mañana sostendrán a los, próximamente, viejos que hoy tuvieron el poder, invertir en una sociedad más "domesticada" es la diferencia entre morir solos en nuestros apartamentos suecos o morir asesinados por un joven ladrón en busca de dinero.

Ante todo, quiero decir que agradezco a todos aquellos que han decidido tomar partido y despertarnos del trance hipnótico en que nos mantuvimos, agradezco a aquellos militantes y aquellos sujetos independientes que se han propuesto buscar información y actuar. Agradezco a algunas figuras de la política colombiana que han ayudado a destapar las telarañas y las porquerías que se mueven dentro de nuestra organización estatal. Agradezco a las nuevas caras que nutren los campus y se han decidido tomar la sartén por el mango intentando lograr un cambio verdadero y agradezco a los veteranos de las universidades que han participado como escépticos espectadores del nacimiento y muerte de múltiples iniciativas "para derrocar las lógicas del capitalismo depredador y colonialista" (por darles un mote). Ahora, a pesar de mi agradecimiento debo pedirles a todos: "Compañero Organizado, por favor, no privatice mis movimientos".

Mi solicitud se encuentra enmarcada en una opinión generalizada en la última, gigantesca, asamblea realizada en el León de Greiff de la Universidad Nacional de Colombia: El paro, la asamblea y las movilizaciones NO SE ADSCRIBEN A NINGÚN MOVIMIENTO POLÍTICO DE NINGUNA ÍNDOLE, por favor respetémonos: Compañero no privatice mis movimientos (o deme la información de por qué se considera la cabeza de un movimiento que hemos ayudado a organizar entre individuos aportando sus granitos de arena)

Creo que los vientos de "paz" y las últimas votaciones han demostrado que nuestro país noto las ronchas y quiere des-pulgarse...

-Drnf, estudiante de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.