Rebuscar a ver

miércoles, 13 de febrero de 2019

Letras que divagan.

Normalmente, cuando escribía intentaba hacerlo todo de un tirón, una vez escrito con lápiz sobre una hoja cuadriculada. Intentaba conservar una forma, una figura, es que estéticamente al menos debía ser apreciable.

Tras finalizarlo lo leía, lo releía y lo borraba de un tirón.

Volvía a escribirlo, conservaba aquellas frases que me interesaban y mantenía la misma obligación con la apariencia. Lo releía y lo corregía: el orden, lo que decía y cómo lo hacia, intentaba darle ritmo y musicalidad (aun sin saber que así se llamaban).

Hoy, he vuelto.

Volvi con ese arranque, impulso inocente, que se posa sobre uno cuando regresa a mirar si aun conserva aquellos cachivaches que compro una vez y dejo olvidados.

He vuelto sin compromiso, sin preocupaciones.

Todo de un tirón, una revisada y se acabo.

¿Contagio emocional, sentimental o espiritual?
No importa.

Solo necesito ver si aun puedo encadenar frases de manera coherente cuando ellas no se refieren a filosofía o ciencias.