Analizando los días que me rodean,posesos por aquellas brumas grisáceas que se abren a mi paso, me revelan que como siempre hoy también quiere llover.
Caminando sobre el pavimento negruzco miro a mi alrededor y noto que todos andan cubiertos con lo que parece es una segunda piel robusta; los miro y me miro, me doy cuenta como siempre que soy el único que anda con ropa ligera en medio de un día helado, tan helado que ya no me siento frío.
Tal vez lo que noto cuando mis brazos fríos y adormilados empiezan a molestarme; aquello de lo que todos huyen todos los que hablan corduras y ante la locura se muestran aterrados, es ese frío incesable retardante y dañino,aun asi o lo sé.
Ando con una sonrisa soñadora en las comisuras de mi boca para notar a las personas que mi lunático comportamiento se guía por la alegría que recuerdo pero no siento. Miro a todos, no los juzgo, pero analizo su comportamiento que me parece insensato.
Los analizo y pienso ¿Porqué no dejan que las cosas sucedan? calculo que sus vestidos, bien sean chaquetas costosas o sacos baratos, duran sobre sus espaldas mas de lo que ellos recuerdan; les miro, sonrio y sigo mi camino por que sé que, el frío como todo tendrá que acabar y sentir frío es bueno mucho mas libre se siente uno desnudo que blindado por ropas anchas y pesadas.
Este sitio es un caviladero, un pedacito de roca en la infosfera (el ultimo continente de la semiosfera) sobre el cual destapo mi cráneo y aplasto mis neuronas. En él principalmente desuello el lóbulo frontal pero, como todo buen conexionista neurológico supone, al aplastar una de las partes del cerebro se alteran prácticamente todas y la armonía que controla el delicado equilibro de lo psíquico necesariamente se destapa en su ausencia y su presencia. Leed si os interesa, si hay tiempo y si no.
Rebuscar a ver
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario