Ahora la orfandad
no me agarra las solapas,
queda poco tiempo
pero no hay dolor,
no hay anestesia,
no hay inquietud;
de vuelta al mundo real,
la caída no fue un error
ò, tal vez, fue como todo
lo equívoco:
la necesaria resolución
del edén.
¿Cómo cocinaré?
¿Cómo lavare la ropa?
¿Cómo comeré?
Vacío de respuestas
(gotas diminutas,
rocío punzante
que cae del cielo),
plenitud de certezas.
Volver a ser humano,
volver a vivir,
a cocinar,
a ser,
la verdadera soledad
(me encanta:
la mañana sin saludos,
la extrañeza de un mundo
desolado),
volver a tomar las riendas
del caballo,
vigilarme y ser irresponsable.
-Derenif?
No hay comentarios:
Publicar un comentario