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domingo, 26 de julio de 2020

38. Un guayabo de mierda

"[...]y no se asuste señorita,

nadie le ha hablado

de boda[...]"

 

Un guayabo de mierda,

menos mal nunca prometo

dejar de tomar,

me encanta.

 

Es una mañana fría,

hay música "romántica"

(con todo y el

veto que parece

tener ese término)

y un peche;

el abismo,

la fosa,

desaparece dentro

de mi pecho,

escondido entre las olas

de mi tranquilidad

 

(los relámpagos violan

el oscuro silencio

y desaparecen,

la tormenta después

de un tiempo

deja de asustar).

 

Con una melancólica,

enguayabada,

mirada observo

mi destino

(el pasado),

miro sus ojos

y recuerdo que

debemos aprender

a ser

actos fallidos.

 

Tranquilidad

en la tormenta,

como el cerdo epicúreo

(The calm before the storm).

 

Escuchare Anathema:

"The storm before

the calm".

"Lightning song".

"Untouchable".

 

Guayabo de mierda

y ganas de follar,

necesidad de abrazos,

ganas de besos

y mordidas

(el malévolo cucarachón...),

ganas de ser distinto

por un momento,

de ser con alguien,

venenosos retruécanos,

nostalgia de complicidad,

de miradas coquetas y

enamoradas,

de besos antes de dormir,

de comer acompañado

en la cama.

 

Filia.

Nostalgia de mis amigos,

de mis amores,

de los libros,

 los estantes,

los baretos y las risas,

de los besos en la lluvia

y las compulsivas carcajadas

ante el compartido desatino,

la locura de ambos (dos o más).

 

- Derenif?


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