El pasado no pasó,
el pasado me construye,
atrás nunca me abandonó
el que lejos se posa,
lejos
como estos versos de la prosa.
Yo no abandono mis memorias,
aunque se diluyan
y resbalosas
me bañen sus historias.
Huye la carcajada,
sombra negra de una boca,
mueca de persona enajenada,
de cordura fragmentada,
trocitos de fe,
descubrimiento del placer
y suicidios celestiales.
Soy lo que he sido
pero dejo de serlo
pues,
siempre estoy en perpetuo movimiento.
Y si el pasado no pasó,
si el pasado no aculpa
ni perdona, ¿para qué vivir con culpa? ¿pa ‘qué
la miseria que destroza?
No soy ocasionalista,
el pasado existe;
la futurología,
ciencia del pasado que será,
subsiste dando palos de ciego
al cielo,
cielo hecho de palabras,
de conceptos,
de prejuicios,
cisnes negros
y enloquecidas cabras.
No soy ocasionalista,
el pasado existe;
dios ha muerto,
el tiempo pasa
y de su cadáver
florecieron
látigos salvajes:
extremismos,
fanatismos
y
religiones
racionales.
Dios ha muerto,
nada está permitido
(No hay redención).
El pasado no pasó
y tu silencio me conmueve,
ó gato ó ave,
el caracol siempre será
su almuerzo.
- Derenif?
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