Días de adormilado
silencio y desnudos putazos:
a la puta mierda, al demonio,
a la mierda, a la gran putìsima que nos pario,
por el demonio,
por dios y todos sus santos diablos.
Y los gemidos de la
vecina webcamer
y el frio de la noche y la tarde,
WhatsApp como herramienta biopolítica,
una computadora que me amarra
peor que la jaula en donde trabajaba.
Sentir que malgasto mis
días,
sentir que mi vida sin rumbo
perdió aún peor su sentido,
que hasta el relativismo cayo
dentro del vacío impensante.
Ejercicios de noche,
la rabia, la decepción,
la desesperación y la desesperanza
se estallan en movimientos salvajes,
peso que se lleva mi fuerza,
desgarra mis músculos,
arranca mis pensamientos,
que lentamente cambian mi cuerpo.
-Derenif?
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